Felicidad
Lunes nuevamente. Se que quizás esto sea un desafío a los estados quánticos probables, pero estoy seguro que el año tiene mas días lunes que días viernes; por lo menos unas 8 a 10 veces mas.
En fin, este fin de semana tuve mas actividades que los anteriores, pero aun así, hoy me siento mucho mas renovado, mas reconfortado. ¿Será que el organismo se cansa de descansar?, bueno dejemos esos misteriosos arcanos del universo para algún traguito de madrugada.
Tampoco hoy tengo mucha claridad acerca de que es lo que quiero escribir, así es que por mientras solo seguiré escribiendo y ya veremos lo que sale.
El otro día pensaba... la inocencia y la ingenuidad son probablemente la mayor fuente de felicidad que existe. ¿Cómo?, ¿qué está hablando este idiota?, ¿ya empezó nuevamente?, bueno, seguro tienen razón y solo es un divagar disperso, pero la verdad es que sigo pensando que así es.
Pienso que las personas ingenuas, creen y ven la vida con una simpleza que llena todas sus expectativas, que los hace estar siempre donde quieren estar, que los hace creer en la bondad de las personas y, por mas desilusiones que se lleven, siguen teniendo esa visión y convencimiento de bondad interior. Díganme ahora si eso es o no vivir feliz.
Y es que, claro, quizás ellos no se pongan metas altas, quizás sean hasta mediocres, pero si lo pensamos un poco mas en serio, ¿para que queremos saber siempre la verdad, si esta normalmente nos desilusiona?, ¿de que nos sirve aspirar siempre a más si las cosas que conseguimos nunca nos dejan satisfechos y siempre estamos pensando en lo que no tenemos?. Para ser feliz con algo que queremos conseguir, primero debemos aprender a ser felices con lo que tenemos ahora; de eso estoy convencido.
Una vez le dije a una amiga, que es mas fácil tener a una mariposa abriendo nuestra mano y dejando que lentamente se pose sobre ella, que intentando atraparla en cada instante.
El único problema que tiene la ingenuidad, es que no todos están preparados para aceptarla. De hecho, sobre todo a los seres que habitamos en la modernidad, no aterra la idea de ser ingenuos, de no advertir todas las jugadas posibles del adversario (en estos tiempos todas las personas que nos rodean pasan a ser verdaderos adversarios), no descubrir las segundas, terceras y hasta cuartas intenciones de alguien, en una situación determinada; vivimos atemorizados ante la idea de sufrir, de ser engañados, de que nos hagan daño. Ya no creemos en nadie y en nada, perdemos la capacidad de asombro, nos cerramos cada vez mas en nuestro interior, mostrando una coraza, un muro protector que con el tiempo pasa a representar lo que nosotros somos para el resto, imagen que se adueña de nuestra identidad, haciendo que nuestro verdadero espíritu, nuestra esencia de persona, sea un prisionero dentro de esa fortaleza... y entonces cabe la pregunta: ¿de qué sirve cuidarnos tanto, si finalmente nunca compartimos verdaderamente con nadie?, y es ahí donde todo lo que hemos construido se nos viene abajo, y nos damos cuenta de que la idea original se nos escapó de las manos y perdimos el objetivo en mitad del camino.
Bueno al menos eso es lo que me paso a mí, pero no crean... a pesar de todo, estoy contento con mi vida.
En fin, este fin de semana tuve mas actividades que los anteriores, pero aun así, hoy me siento mucho mas renovado, mas reconfortado. ¿Será que el organismo se cansa de descansar?, bueno dejemos esos misteriosos arcanos del universo para algún traguito de madrugada.
Tampoco hoy tengo mucha claridad acerca de que es lo que quiero escribir, así es que por mientras solo seguiré escribiendo y ya veremos lo que sale.
El otro día pensaba... la inocencia y la ingenuidad son probablemente la mayor fuente de felicidad que existe. ¿Cómo?, ¿qué está hablando este idiota?, ¿ya empezó nuevamente?, bueno, seguro tienen razón y solo es un divagar disperso, pero la verdad es que sigo pensando que así es.
Pienso que las personas ingenuas, creen y ven la vida con una simpleza que llena todas sus expectativas, que los hace estar siempre donde quieren estar, que los hace creer en la bondad de las personas y, por mas desilusiones que se lleven, siguen teniendo esa visión y convencimiento de bondad interior. Díganme ahora si eso es o no vivir feliz.
Y es que, claro, quizás ellos no se pongan metas altas, quizás sean hasta mediocres, pero si lo pensamos un poco mas en serio, ¿para que queremos saber siempre la verdad, si esta normalmente nos desilusiona?, ¿de que nos sirve aspirar siempre a más si las cosas que conseguimos nunca nos dejan satisfechos y siempre estamos pensando en lo que no tenemos?. Para ser feliz con algo que queremos conseguir, primero debemos aprender a ser felices con lo que tenemos ahora; de eso estoy convencido.
Una vez le dije a una amiga, que es mas fácil tener a una mariposa abriendo nuestra mano y dejando que lentamente se pose sobre ella, que intentando atraparla en cada instante.
El único problema que tiene la ingenuidad, es que no todos están preparados para aceptarla. De hecho, sobre todo a los seres que habitamos en la modernidad, no aterra la idea de ser ingenuos, de no advertir todas las jugadas posibles del adversario (en estos tiempos todas las personas que nos rodean pasan a ser verdaderos adversarios), no descubrir las segundas, terceras y hasta cuartas intenciones de alguien, en una situación determinada; vivimos atemorizados ante la idea de sufrir, de ser engañados, de que nos hagan daño. Ya no creemos en nadie y en nada, perdemos la capacidad de asombro, nos cerramos cada vez mas en nuestro interior, mostrando una coraza, un muro protector que con el tiempo pasa a representar lo que nosotros somos para el resto, imagen que se adueña de nuestra identidad, haciendo que nuestro verdadero espíritu, nuestra esencia de persona, sea un prisionero dentro de esa fortaleza... y entonces cabe la pregunta: ¿de qué sirve cuidarnos tanto, si finalmente nunca compartimos verdaderamente con nadie?, y es ahí donde todo lo que hemos construido se nos viene abajo, y nos damos cuenta de que la idea original se nos escapó de las manos y perdimos el objetivo en mitad del camino.
Bueno al menos eso es lo que me paso a mí, pero no crean... a pesar de todo, estoy contento con mi vida.
2 Comments:
La melancolía llegó a mi vida cuando caí en cuenta que, como dices, la inocencia es lo más hermoso para vivir.
Pero sabiendo eso, es porque perdiste la inocencia..
Y comencé a melancolizar.
Nuestro buen amigo Diego, desde su cómodo sillón del critico, sin arriesgar nada, deja caer sus lacerantes comentarios...
Sin embargo tienes razón, leen mas mis comentarios que mis estupidas historias, historias que fueron escritas por mí y para mí, como un desahogo que compartir con quien quiera leerlas.
Así que, más allá de tu postura acida, te invito a compartir aquello que te paresca menos estúpido...
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