Danza Germana...
Entre bosques encantados, de aquellos que tanto me gusta visitar, encontré un día un rastro brillante de vapores tibios, que me condujeron a un reino secreto. Mil veces pase por allí, mas nunca había encontrado esta puerta de entrada. En su interior, vivía una Diosa Germana, que me invito dulcemente a recorrer el lugar; me mostró el jardín, el arroyo, me mostró el dolor y la alegría. No quiso mostrarme su nostalgia, pero pude divisarla escondida tras unos trajes de fiesta en el closet. Al llegar a su habitación, vimos como unos traviesos rayos de luna espiaban por el borde de la ventana, querían verla danzar.
No me dejo ver su danza, -“nunca en la primera visita”-dijo. Prometí volver tan seguido como pueda, si no la incomodaba. Me dijo que bueno.
Creo que puede agradarle mi compañía. Creo que podemos explorar juntos algunos caminos del bosque.
No me dejo ver su danza, -“nunca en la primera visita”-dijo. Prometí volver tan seguido como pueda, si no la incomodaba. Me dijo que bueno.
Creo que puede agradarle mi compañía. Creo que podemos explorar juntos algunos caminos del bosque.