In Memoriam
En recuerdo de mi admirado abuelo, en las cercanias de un nuevo aniversario de su muerte, dejo aca una carta que escribiera el dia de su funeral.
Lo recuerdo ahora, no con pena, sino con mucha alegría, la misma alegría que siempre tuvo al vivir.
Carta a mi Abuelo
Washington Hugo Aravena Galaz, nació el 24 de octubre de 1929, en Renca (en esta misma propiedad específicamente), se casó con Nils Campos Constenla, con quien compartió 47 años de matrimonio y del cual nacieron Juan, Hugo y Miguel; además pudo compartir el cariño de sus nietos Jorge Washington, María Javiera, Juan Arturo, Pablo Alonso y Miguel Ignacio así como también el de sus bisnietos Ignacia Andrea y Martín Alonso.
Washington, sin duda fue un hombre que marcó su vida con su abnegación por el trabajo, dentro del cual su paso por la panadería San Camilo, sin duda, representó la etapa mas importante de su vida. Tampoco debemos olvidar su afición al fútbol, siendo el Colo Colo el equipo de toda su vida, con el cual vivó tantas alegrías y por el que también pasó más de algún mal rato.
“El Viejo” como lo llamara su esposa, “El Papi Washington” para sus nietos o “Vigorito” como lo conocieron sus amigos, siempre fue un ejemplo para nosotros inculcándonos valores tan fuertes como el amor por la familia, el amor por nuestra patria y la importancia de ser personas rectas y responsables.
Ahora que él ha iniciado un nuevo camino, nos será difícil acostumbrarnos a no escuchar sus chascarros vividos durante sus años de trabajo, o dejar de recordar “aquello que sucedió en el año tanto…” o “en el gobierno de…”; o bien no poder compartir más su añoranza de la antigua vida de barrio en donde todos los vecinos y amigos compartían tardes de juegos y conversación. Más difícil aun será no escucharlo referirse a su amada esposa como su “Ñatita” o sus respuestas al teléfono diciendo en tono casi militar “Alo!...Diga!...Conforme!...”, sus tradicionales “Carambola para Víctor”, “¿Que saben los gatos de romadizo?” o “Como gato tomando leche”, entre tantos otros dichos con que nos sorprendía y nos hacía reír.
En fin, para todos será difícil olvidar aquellos pequeños grandes detalles, que muchas veces criticamos, pero que hacían de este hombre una gran y respetada persona.
“Viejo”, “Papi”, “Vigorito”…..siempre te llevaremos muy dentro de nuestros corazones.
Lo recuerdo ahora, no con pena, sino con mucha alegría, la misma alegría que siempre tuvo al vivir.
Carta a mi Abuelo
Washington Hugo Aravena Galaz, nació el 24 de octubre de 1929, en Renca (en esta misma propiedad específicamente), se casó con Nils Campos Constenla, con quien compartió 47 años de matrimonio y del cual nacieron Juan, Hugo y Miguel; además pudo compartir el cariño de sus nietos Jorge Washington, María Javiera, Juan Arturo, Pablo Alonso y Miguel Ignacio así como también el de sus bisnietos Ignacia Andrea y Martín Alonso.
Washington, sin duda fue un hombre que marcó su vida con su abnegación por el trabajo, dentro del cual su paso por la panadería San Camilo, sin duda, representó la etapa mas importante de su vida. Tampoco debemos olvidar su afición al fútbol, siendo el Colo Colo el equipo de toda su vida, con el cual vivó tantas alegrías y por el que también pasó más de algún mal rato.
“El Viejo” como lo llamara su esposa, “El Papi Washington” para sus nietos o “Vigorito” como lo conocieron sus amigos, siempre fue un ejemplo para nosotros inculcándonos valores tan fuertes como el amor por la familia, el amor por nuestra patria y la importancia de ser personas rectas y responsables.
Ahora que él ha iniciado un nuevo camino, nos será difícil acostumbrarnos a no escuchar sus chascarros vividos durante sus años de trabajo, o dejar de recordar “aquello que sucedió en el año tanto…” o “en el gobierno de…”; o bien no poder compartir más su añoranza de la antigua vida de barrio en donde todos los vecinos y amigos compartían tardes de juegos y conversación. Más difícil aun será no escucharlo referirse a su amada esposa como su “Ñatita” o sus respuestas al teléfono diciendo en tono casi militar “Alo!...Diga!...Conforme!...”, sus tradicionales “Carambola para Víctor”, “¿Que saben los gatos de romadizo?” o “Como gato tomando leche”, entre tantos otros dichos con que nos sorprendía y nos hacía reír.
En fin, para todos será difícil olvidar aquellos pequeños grandes detalles, que muchas veces criticamos, pero que hacían de este hombre una gran y respetada persona.
“Viejo”, “Papi”, “Vigorito”…..siempre te llevaremos muy dentro de nuestros corazones.