jueves, diciembre 15, 2005

Cuando por las calles paso...

En ocasiones me pasa, son temporadas; ciclos. A veces siento las ganas de hablar, de escribir, de expresar un millón de cosas, pero finalmente todo se aglutina en la puerta de salida y entorpece el desembarco de palabras. Finalmente solo me quedo mirando y pensando cosas que jamás diré.
Cuando adolescentes sentíamos que la vida estaba dispuesta para nosotros, todas las puertas estaban disponibles y listas para ser abiertas (ya fuera por la razón o la fuerza). Éramos dueños de nuestro propio destino, éramos responsables de nosotros mismos, no debíamos rendir cuentas a nadie (salvo algunas cosas practicas, propias de la sana convivencia a costa de nuestros padres) y hasta estábamos autorizados a fallar y cometer errores.
A medida que vamos madurando, creciendo, vamos tomando mas compromisos y responsabilidades, y eso implica que nuestros actos ya no son tan libres, pues las consecuencias no solo las asumimos nosotros mismos, sino que afectan a otras personas y, lo que es peor, afectan a personas que nos importan.
Aunque el balance de lo recorrido puede ser positivo, no podemos negar que hoy en día la vida se nos ha tornado mas compleja y, quizás si hasta mas existencialista, que en nuestros apasionados días de adolescencia. Eso es agotador.
En fin, esta es una reflexión superficial, escrita frente a una pantalla y una taza de café, probablemente en un intento desesperado por desatorar la vía de escape para la expresión de los pensamientos.

5 Comments:

Blogger Porrita said...

de que la vida es compleja, lo es, pero tambien tiene su lado bueno esto de crecer, a veces perder la libertad y ser responsable de la felicidad de otros tambien tiene su lado bueno.
saludos

10:36 a. m.  
Blogger Radio Santiago said...

Empatizo contigo. Pese a que no cambiaría mi estado acutual, a medida que avanzo, temo un poco más... Las responsabilidades agobian. Pero más agobia el miedo.
Por eso me identifico con un sentimiento como mi leivmotiv:
La Melancolía.

6:13 p. m.  
Blogger claudita said...

es increíble como el tiempo transucurre y no podemos hacer nada en contra de él--- la melancolía viene sin invitación, pero no es malo detener un rato a caminar ver todo el camino que has recorrido, bueno, apenas tengo 22 años, pero feliz de vivir lo que me ha tocado, mi realidad... mi entorno... todo. No sé, vivo cada momento de mi vida a concho, si estoy enojada... me enojo con ganas, si tengo pena... lloro si es necesario... si estoy feliz, me río... si estoy enamorada, me entrego por completa... si vivo, respiro y me alimento para no morir, no quiero morir... tengo tantas cosas por vivir aún... me encanta sentirme viva!..

un abrazo

10:01 a. m.  
Blogger Pau said...

Claramente, mientras más vamos madurando, las responsabilidades propias van aunmentando: hay otros ha quienes responderles y también a uno mismo. Antes, se vive en una burbuja cuidada por nuestros padres. Ellos velan por todo, luego nos pasan el mando a nosotros. Esa es la diferencia entre un adolescente y un adulto.
Muy buen tema.
Saludos.

2:01 a. m.  
Blogger D... said...

Escribir como una vía de escape...eso también es cíclico... como la vida y sus transformaciónes...

5:05 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home